Visita a la cueva de Cornatel
El último Domingo de Septiembre, dia 28, en Villavieja, pueblo muy proximo al castillo preparamos el equipo y dejamos el vehículo.
Como nos ocurre casi siempre, el tiempo dentro de la cueva transcurre con un ritmo propio y diferente. Entramos a las 13.00 horas bajo un dia soleado e inusualmente caluroso. Salimos a las 21.00 horas, ya de noche y con el cielo cuajado de estrellas.
Los tres participantes en la visita, Alberto, Moncho y quien esto escribe, dedicamos este recorrido subterráneo a Bernar, que no pudo acompañarnos debido a lo reciente de su operación de rodilla. Con el deseo de una rápida recuperación y como estímulo para su rehabilitación, incluimos unas imágenes de lo que nos encontramos por allí abajo.
Como nos ocurre casi siempre, el tiempo dentro de la cueva transcurre con un ritmo propio y diferente. Entramos a las 13.00 horas bajo un dia soleado e inusualmente caluroso. Salimos a las 21.00 horas, ya de noche y con el cielo cuajado de estrellas.
Los tres participantes en la visita, Alberto, Moncho y quien esto escribe, dedicamos este recorrido subterráneo a Bernar, que no pudo acompañarnos debido a lo reciente de su operación de rodilla. Con el deseo de una rápida recuperación y como estímulo para su rehabilitación, incluimos unas imágenes de lo que nos encontramos por allí abajo.
Tras un pequeño recorrido por las galerias de entrada, enseguida se alcanza el primer pozo y es preciso instalar una cuerda para descenderlo.
Sobre las paredes, lo que parece ser vegetacion, en realidad son cristalizaciones que van creciendo muy lentamente.
La humedad es tan elevada que la luz del flash se refleja como su fuese niebla.
El acceso a la siguiente sala esta un poco escondido, y mientras avanzamos vamos descubriendo nuevas formaciones.
Los murciélagos estan agitados y revolotean a nuestro alrededor sin rozarnos siquiera.
Descendemos un poco mas y en los niveles mas bajos es donde descubrimos las estampas mas atractivas.
Las galerias inferiores guardan multitud de pequeñas sorpresas, de aspecto delicado, pero con esquinas afiladas.
Pequeñas estalactitas, concreciones excéntricas que nacen en lugares inverosímiles y pequeñas agujas de cristal transparente tapizan el techo y las paredes.
Sin prisa y con extremo cuidado, tomamos foto tras foto intentando captar cada uno de los pequeños matices.
Ya de vuelta a los niveles superiores, mucho mas visitados, descubrimos algun que otro elemento "extraño".
Ya solo queda recoger el material empleado, quitarse la ropa embarrada, comer algo y regresar a casa.
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