En el Corazón de Gea
Actividad de Espeleología 25 de Noviembre de 2007:
Travesía Sima de las Perlas-La Covona
Club Alpino Ourensan - Club Alpino Manzaneda
El Domingo 25 de Noviembre del año 2.007 realizamos la travesía subterránea desde la Sima de las Perlas hasta la Covona. Para ello nos desplazamos durante la tarde del Sábado 24 hasta el pueblo de Valporquero de Torio, donde pernoctamos esa noche, no muy lejos de la boca de la Sima. Después de la cena y para disfrutar del claro de luna aprovechamos el corto paseo para transportar hasta la entrada parte del equipo que emplearemos al día siguiente.
Aunque la noche no ha resultado tan fría como nos temíamos los cero grados de temperatura, como ya viene siendo habitual, no ayudan para decidirnos a abandonar el saco de dormir. Tomamos un desayuno ligero y caliente, y mientras mis compañeros comienzan a recoger yo bajo a esperar a Jose que viene desde León y con el cual formaremos equipo en el desarrollo de esta actividad. Tras dejar un vehículo en el lugar donde finalizaremos la travesía subimos donde nos esperan los demás. Con el resto del material necesario nos dirigimos a la Sima. A través de la reja metálica que protege la boca de entrada sale una importante corriente de aire templado y húmedo. En el frío de la mañana se agradece este aire tibio que nos evoca la respiración de un gran animal y allí mismo nos vestimos el neopreno, nos colocamos el arnés y preparamos las cuerdas. Siguiendo el consejo de Nacho, en esta ocasión dejaremos puesta la cuerda desde la entrada hasta el fondo de la Sima en una instalación clásica de cuerda simple con fraccionamientos para poder ascender si fuese necesario. Con nosotros llevaremos una cuerda de 70 metros para rapelar en doble y otra pequeña cuerda auxiliar.
Ya estamos dentro. El aliento cálido que la madre tierra exhala por la garganta inclinada del pozo de entrada nos invita a iniciar el descenso, son las 9 en punto. En tanto Jose prepara la cabecera del pozo para descender la Sala de las Perlas nos damos cuenta que en realidad este aire caliente no es mas que una ilusión. Con una temperatura cercana a los 10 grados, este aire húmedo parece caliente cuando sale al exterior por la boca de la Sima, pero una vez dentro nos va robando el calor corporal a poco que nos detengamos.
El vacío. Esta sensación mas que ninguna otra es la que nos invade en el descenso a la Sala de las Perlas. Como una pequeña araña me deslizo por la cuerda entre las gigantescas formaciones colgantes que parecen flotar a mi alrededor. Las paredes que sustentan esta descomunal bóveda se me antojan muy lejanas y hacia abajo apenas se vislumbra el fondo. Por un instante me detengo en mitad de la nada en un rápel volado que parece no tener fin. La cuerda, tensa bajo mi peso, oscila y cruje suavemente mientras la luz de mi casco a duras penas se abre camino entre la oscuridad que a mi alrededor lo empapa todo. Guiado por las diminutas luces de los cascos de mis compañeros que deambulan por la Sala reanudo el descenso.
Desde la Sala de las Perlas todavía debemos realizar cinco rápeles hasta el Curso de Aguas, los dos últimos ya mojados, aunque en esta ocasión no cae tanta agua como a finales de Agosto. Junto con el descenso a la Sala, el rápel que mas me gusta es el último antes de llegar al río. En este la cuerda de 72 metros en doble llega justo al fondo y conforme nos aproximamos el ruido del agua saltando y retorciéndose, amplificado por la cavidad en innumerables ecos, resulta sobrecogedor, sobre todo cuando no podemos ver lo que nos espera allá abajo.
Una vez en el Curso de Aguas ya solo tenemos que seguir el recorrido del río a través de las sucesivas salas, en muchas de las cuales no alcanzamos a ver el techo. Toboganes, cascadas, meandros encajonados, lagunas y pequeñas playas, nos faltan ojos para verlo todo. De verdad parece que una gigantesca mano hubiese tallado con gubia y escoplo estas sinuosas formas en la piedra que por sus vetas y matices no parece roca sino madera.
Los rápeles se van sucediendo hasta que ya perdemos la cuenta. La cavidad se nos antoja interminable cuando alcanzamos la doble sala por donde el río desaparece en un tranquilo sifón. Para nosotros la única salida desde aquí es a través del famoso paso de la "M", un tubo de desagüe ya inactivo con un paso sifonado en su centro y cuyo nombre es una fiel descripción de su trazado. Las cuerdas y la escala colocadas para sortearlo resultan una ayuda inestimable, por que a estas alturas el cansancio se hace notar ya. La roca en este conducto es resbaladiza y está pulida por el paso continuado de personas así que debemos ir con cuidado. Tras el último rápel de la "M" la luz que entra por la Covona nos da nuevos ánimos. Ya en el exterior todavía nos quedan dos largos rápeles para llegar al nivel del río. Caminamos unos trescientos metros mas y ya vemos el automóvil que habíamos dejado preparado por la mañana. La carretera está al otro lado del río, pero con el caudal tan bajo que lleva lo atravesamos perfectamente a pie. Son las 15:15 horas.
Aunque la noche no ha resultado tan fría como nos temíamos los cero grados de temperatura, como ya viene siendo habitual, no ayudan para decidirnos a abandonar el saco de dormir. Tomamos un desayuno ligero y caliente, y mientras mis compañeros comienzan a recoger yo bajo a esperar a Jose que viene desde León y con el cual formaremos equipo en el desarrollo de esta actividad. Tras dejar un vehículo en el lugar donde finalizaremos la travesía subimos donde nos esperan los demás. Con el resto del material necesario nos dirigimos a la Sima. A través de la reja metálica que protege la boca de entrada sale una importante corriente de aire templado y húmedo. En el frío de la mañana se agradece este aire tibio que nos evoca la respiración de un gran animal y allí mismo nos vestimos el neopreno, nos colocamos el arnés y preparamos las cuerdas. Siguiendo el consejo de Nacho, en esta ocasión dejaremos puesta la cuerda desde la entrada hasta el fondo de la Sima en una instalación clásica de cuerda simple con fraccionamientos para poder ascender si fuese necesario. Con nosotros llevaremos una cuerda de 70 metros para rapelar en doble y otra pequeña cuerda auxiliar.
Ya estamos dentro. El aliento cálido que la madre tierra exhala por la garganta inclinada del pozo de entrada nos invita a iniciar el descenso, son las 9 en punto. En tanto Jose prepara la cabecera del pozo para descender la Sala de las Perlas nos damos cuenta que en realidad este aire caliente no es mas que una ilusión. Con una temperatura cercana a los 10 grados, este aire húmedo parece caliente cuando sale al exterior por la boca de la Sima, pero una vez dentro nos va robando el calor corporal a poco que nos detengamos.
El vacío. Esta sensación mas que ninguna otra es la que nos invade en el descenso a la Sala de las Perlas. Como una pequeña araña me deslizo por la cuerda entre las gigantescas formaciones colgantes que parecen flotar a mi alrededor. Las paredes que sustentan esta descomunal bóveda se me antojan muy lejanas y hacia abajo apenas se vislumbra el fondo. Por un instante me detengo en mitad de la nada en un rápel volado que parece no tener fin. La cuerda, tensa bajo mi peso, oscila y cruje suavemente mientras la luz de mi casco a duras penas se abre camino entre la oscuridad que a mi alrededor lo empapa todo. Guiado por las diminutas luces de los cascos de mis compañeros que deambulan por la Sala reanudo el descenso.
Desde la Sala de las Perlas todavía debemos realizar cinco rápeles hasta el Curso de Aguas, los dos últimos ya mojados, aunque en esta ocasión no cae tanta agua como a finales de Agosto. Junto con el descenso a la Sala, el rápel que mas me gusta es el último antes de llegar al río. En este la cuerda de 72 metros en doble llega justo al fondo y conforme nos aproximamos el ruido del agua saltando y retorciéndose, amplificado por la cavidad en innumerables ecos, resulta sobrecogedor, sobre todo cuando no podemos ver lo que nos espera allá abajo.
Una vez en el Curso de Aguas ya solo tenemos que seguir el recorrido del río a través de las sucesivas salas, en muchas de las cuales no alcanzamos a ver el techo. Toboganes, cascadas, meandros encajonados, lagunas y pequeñas playas, nos faltan ojos para verlo todo. De verdad parece que una gigantesca mano hubiese tallado con gubia y escoplo estas sinuosas formas en la piedra que por sus vetas y matices no parece roca sino madera.
Los rápeles se van sucediendo hasta que ya perdemos la cuenta. La cavidad se nos antoja interminable cuando alcanzamos la doble sala por donde el río desaparece en un tranquilo sifón. Para nosotros la única salida desde aquí es a través del famoso paso de la "M", un tubo de desagüe ya inactivo con un paso sifonado en su centro y cuyo nombre es una fiel descripción de su trazado. Las cuerdas y la escala colocadas para sortearlo resultan una ayuda inestimable, por que a estas alturas el cansancio se hace notar ya. La roca en este conducto es resbaladiza y está pulida por el paso continuado de personas así que debemos ir con cuidado. Tras el último rápel de la "M" la luz que entra por la Covona nos da nuevos ánimos. Ya en el exterior todavía nos quedan dos largos rápeles para llegar al nivel del río. Caminamos unos trescientos metros mas y ya vemos el automóvil que habíamos dejado preparado por la mañana. La carretera está al otro lado del río, pero con el caudal tan bajo que lleva lo atravesamos perfectamente a pie. Son las 15:15 horas.
*Participantes en la travesía:
- Jose (Club de Montaña Yordas)
- Javier y Moncho (Club Alpino Manzaneda)
*Coordenadas de la Sima de las Perlas: N 42º54´36,3" W 5º 33´02,7"(Eu. 1.950), altitud 1.361 mts.
*Equipo personal:
- Neopreno entero, guantes y escarpines, funda espeleo. Manta térmica.
- Arnés, descensor (ocho) con autoseguro, casco e iluminación.
- Botella con agua y alguna barrita de chocolate.
- Saca espeleo.
*Equipo común:
- Cuerda 64 metros.
- Cuerda 72 metros.
- Cuerda auxiliar de 27 mts. aproximadamente.
- Dos equipos completos de progresión vertical, dos equipos de instalación, dos poleas.
- Cintas, mosquetones y chapas.
- Dos bidones estancos.
- Cámara fotográfica.
- Pilas e iluminación de repuesto.
- Material para pernoctar la noche del Sábado 24, sacos y fundas, esterillas, hornillo, etc.
- Víveres para las comidas realizadas el Sábado y el Domingo.
* La tarjeta de memoria de la cámara fotográfica se averió, debido a esto se borraron la práctica totalidad de las fotografías realizadas. Se han complementado las fotografias con otras correspondientes a la visita de Agosto.
* Gracias a Alberto y Antonio que nos acompañaron y ayudaron con el material y la organización, y también nos aguardaron en el exterior.
1 comentario:
dos palabras, im presionante.
espero que recupereis el resto de las fotos y así podamos gozar de toda esa actividad.
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